Homilía 11 de Marzo de 2016
LA NECEDAD DE LA VOLUNTAD HUMANA NOS HACE PERDER EL SUMO BIEN
Lecturas del Viernes de la 4ª semana de Cuaresma
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Viernes, 11 de marzo de 2016
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Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (7,1-2.10.25-30):
En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas.
Después que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas. Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: – «¿No es éste el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene». Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:
– «A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado». Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor
HOMILIA
LA NECEDAD DE LA VOLUNTAD HUMANA NOS HACE PERDER EL SUMO BIEN
Hermanos, en el evangelio de hoy se nos narra el desprecio y el odio que muchos judíos tenían hacia Jesús, hasta el punto de querer matarlo. La razón de esta animadversión contra Él, es porque no podían encontrar en Jesús la imagen del mesías que ellos se habían creado, y por lo tanto el Mesías Jesús, no encajaba en el mesías esperado de los judíos. Querían, a la manera de los paganos, un dios que respondiera a los deseos de su corazón, y además de un corazón obstinado.
La primera lectura del libro de la sabiduría, nos describió las actitudes de aquel Mesías que no podía encajar en la concepción judía:
“Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso: se opone a nuestro modo de actuar, nos reprocha las faltas contra la ley y nos reprende contra la educación recibida; presume de conocer a Dios y se llama a sí mismo hijo de Dios. Es un reproche contra nuestros criterios, su sola presencia nos resulta insoportable. Lleva una vida distinta de todos los demás y va por caminos diferentes. Nos considera moneda falsa y nos esquiva como a impuros. Proclama dichoso el destino de los justos, y presume de tener por padre a Dios” (Sabiduría (2,1a.12-22).
Estas actitudes son reflejo de quienes han alcanzado un corazón obstinado porque es su voluntad humana la que dirige su vida, se vuelven incapaces de recibir los bienes divinos y por lo tanto no pueden ni entender ni encajar en el plan de Dios.
Volumen 30, Marzo 20, 1932
“Puedo decir que hay la misma necesidad como aquélla de hacer conocer que Yo era el Hijo de Dios que vino sobre la tierra. Es también verdad que muchos al conocer esto, repetirán lo que me hicieron cuando hice conocer que Yo era el suspirado Mesías; calumnias, contradicciones, dudas, sospechas, desprecios, como ya lo han hecho en cuanto se iniciaba el dar a conocer mi Divina Voluntad; pero esta no es la causa principal, es el bien, que poseyendo la fuerza que hiere al mal, las criaturas, el infierno, sintiéndose heridos se arman contra el bien y quisieran aniquilar el bien, y a aquélla o a aquél que quiere hacer conocer el bien. Pero a pesar de todo lo que han querido hacer, es de absoluta necesidad que se conozca mi Divina Voluntad, que puedo darla, y quiero darla. Por eso ruega, y no des marcha atrás en hacer conocer mi Divina Voluntad. El tiempo, las circunstancias, las cosas, las personas, cambian, no son siempre las mismas, por eso lo que no se obtiene hoy, se podrá obtener mañana, y será para confusión de quien ha sofocado un bien tan grande. Pero mi Voluntad triunfará y tendrá su reino sobre la tierra.”
Hermanos, debemos estar muy atentos, porque así como muchos quedaron en ayunas frente al reino de la redención, que por no estar en la luz de la verdad, su inteligencia quedó confundida y no pudieron ver para alcanzar este bien, así, hoy, muchos si no entran en la luz de la verdad de la divina voluntad, quedarán ciegos sin poder ver y apreciar este maravilloso Bien.
“…y alguno que no quisiera tomar de esta fuente saludable, se puede decir que no me pertenece, porque ellas son la base de mi Iglesia y la misma vida con la cual vienen formados los pueblos. Ahora, lo que Yo manifiesto acerca de mi Voluntad Divina y que tú escribes, se puede llamar el evangelio del reino de la Voluntad Divina, nada se opone ni a las sagradas escrituras ni al evangelio que Yo anuncié estando en la tierra, es más, se puede llamar el sostén del uno y del otro, y por eso permito y llamo a los sacerdotes a que vengan, que lean el evangelio todo de Cielo del reino de mi Fiat Divino, para decir como dije a los apóstoles: ‘Predíquenlo por todo el mundo.’ Porque Yo me sirvo para mis obras del sacerdocio, y así como tuve el sacerdocio antes de mi venida para preparar al pueblo, el sacerdocio de mi Iglesia para confirmar mi venida y todo lo que Yo hice y dije, así tendré el sacerdocio del reino de mi Voluntad. He aquí a qué servirán las tantas cosas que te he manifestado: Las tantas verdades sorprendentes, las promesas de los tantos bienes que debo dar a los hijos del Fiat Voluntas Tua, serán el evangelio, la base, la fuente inagotable de la cual todos tomarán la Vida Celestial, la felicidad terrestre y la restauración de su creación. ¡Oh, cómo se sentirán felices quienes con ansia beban a grandes sorbos en estas fuentes de mis conocimientos, porque ellas contienen la virtud de llevar la Vida del Cielo y de desterrar cualquier infelicidad.”
Hermanos, así como los apóstoles y seguidores de Jesús creyeron y confiaron en los profetas y en las enseñanzas del A.T y acogieron las obras de la Redención, nosotros, Iglesia, nuevo pueblo de Dios, debemos acoger con confianza las enseñanzas del reino, y del que sepamos aprovecharlas y responder depende ese fruto que Dios espera: “Os llamo para que vayáis y deis mucho fruto. Sed santos como mi Padre es santo”.
Que la Santísima Virgen María interceda para que esta generación a diferencia de tantos judíos que despreciaron el bien de la redención, pueda conocer, recibir y apreciar los conocimientos que nos harán ciudadanos del Reino de Dios.