Novena de Navidad. CUARTO DÍA

CUARTA MEDITACIÓN:

El amor obrante que le renueva a Jesús, desde el primer instante de su vida, las penas de la pasión.

(Video realizado por: Schola Fiat Voluntas Tua)

 CUARTA HORA:

“Hija mía, si tu quieres pasar de mi amor tan devorador a mi amor obrante me verás sumergido en un abismo sin fondo de sufrimientos. Cada alma, concebida en mí, me trajo el fardo de sus pecados, de sus debilidades y de sus pasiones, y mi Amor me ordenó tomar el fardo de cada uno, y no sólo concebí a las almas, sino las penas de cada una, las satisfacciones que cada una de ellas debía dar a mi  Padre Celestial. Así que mi Pasión fue concebida junto Conmigo.

Mírame con atención en el seno de mi Mamá y verás cuánto y cómo siento a lo vivo la crueldad de tantas penas. Mira bien cómo mi pequeña cabecita está circundada por una corona de espinas, que ciñéndome fuerte las sienes me hace derramar ríos de lágrimas de los ojos, y no puedo moverme para secarlas.

Ah, muévete a compasión por Mí, sécame los ojos de tanto llanto, tú que tienes los brazos libres para poder hacerlo. Estas espinas son la corona de los tantos pensamientos malos que se agolpan en las mentes humanas, oh, como me punzan más estos pensamientos que las espinas que produce la tierra, pero mira qué larga crucifixión de nueve meses, no podía mover ni un dedo, ni una mano, ni un pie, estaba aquí siempre inmóvil, no había lugar para poderme mover un poquito, qué larga y dura crucifixión, agregando que todas las obras malas, tomando forma de clavos, me traspasaban manos y pies repetidamente”.

Y así continuaba narrándome pena por pena todos los martirios de su pequeña Humanidad, y querer decir todas sería demasiado extenso.

Entonces yo me abandonaba al llanto, y oía decir en mi interior:

“Hija mía, quisiera abrazarte pero no lo puedo hacer, no hay espacio, estoy inmóvil, no lo puedo hacer; quisiera ir a ti pero no puedo caminar. Por ahora abrázame y ven tú a Mí, después Yo, cuando salga del seno materno, iré a ti”.

Pero mientras con mi fantasía me lo abrazaba, me lo estrechaba fuertemente a mi corazón, una voz interior me decía:

“Basta por ahora hija mía, y pasa a considerar el quinto exceso de mi Amor”.

CHARLA DEL DÍA CUARTO

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 Se tiene una sensación diferente al meditar esta novena de Navidad que el Señor, a través de la Sierva de Dios Luisa Piccarreta, nos ha entregado. Mientras que el mundo entero medita la novena tradicional donde se expresan alegrías y gozos de parte de quienes participan, en un ambiente de fiesta, acá la sensación es un poco diferente al meditar en la profundidad de este misterio de la Salvación, al meditar cómo todo un Dios se abaja a nuestra condición humana con todo lo que eso significa.

Es un proceso de amor pero doloroso que expresa la razón por la cual Jesús ha venido a este mundo: a reparar y entregarnos su amor y misericordia.

En el momento en que Jesús es concebido en el vientre de nuestra Madre María, al mismo tiempo se van concibiendo sus penas, su pasión. Cristo, desde el seno de su Madre ya ha asumido su pasión y empieza la reparación al Padre Celestial por nuestras ofensas.

Contemplemos a todo un Dios que se somete a las leyes de la nuestra naturaleza y asume nuestra condición para restaurarla y devolvernos la dignidad. ¡Si pudiésemos comprender todo lo que esto significa!

Ya desde el vientre de María Jesús agonizaba de amor.

Jesús mio, quiero entrar contigo en ese vientre, sagrario divino, que genera en ti y en nosotros protección, que es tu morada.

Señor Jesús, en este cuarto día en que meditamos tu amor operante y penante te entregamos a todas las personas que han existido, existen y existirán para que nos des la luz que necesitamos para entender el misterio de nuestra vida que está unido al misterio de tu encarnación.

Gracias, Madre María, que haces parte de este amor operante, que siempre has dicho sí a Dios, que con tu Fiat (Hágase en mí Según tu Palabra) fuiste la primera morada, primer sagrario viviente donde habita la Divina Voluntad. Prepáranos para recibir a este niño que nos da la libertad.

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