Novena de Navidad. Introducción y PRIMER DIA.
INTRODUCCIÓN
Estimados hermanos, hoy comenzamos la novena de Navidad como preparación a esta gran celebración y hemos querido hacerla a través de la meditación de nueves excesos de amor que la Sierva de Luisa Piccarreta contemplaba desde los diecisiete años, como ella misma lo describe al iniciar el primer volumen de sus escritos.
«En una novena de la Santa Navidad de mi siempre Amable Jesús, a la edad de diecisiete años, quise prepararme a esta festividad con la practica diaria de diversos actos de virtud y mortificación, con la finalidad especial de honrar los nueve meses que Jesús se complació estar en el virginal seno de María S.S. Por lo tanto, me propuse hacer nueve meditaciones diarias concernientes siempre al sacrosanto misterio de la encarnación.» (Volumen 1, Libro de Cielo)
Nuestra intención es publicar una meditación diaria con el fin de ser escuchada en familia en las novenas que se realicen en sus hogares o cada uno desde el lugar donde se encuentre. Por lo tanto, el orden de las publicaciones diarias será el siguiente:
1) Texto de la Meditación correspondiente al día de la Novena.
2) Vídeo del texto correspondiente al día de la Novena.
3) Enlace para escuchar la CHARLA DIARIA de alguno de nuestros colaboradores, que profundizará las meditaciones de cada día.
4) Breve resumen de la charla.
PRIMERA MEDITACIÓN:
Jesús en el Seno del Padre. El decreto eterno de la Encarnación.
Primera hora: «En una hora me transportaba con el pensamiento allá arriba, al paraíso, y me imaginaba a la S.S. Trinidad en concejo decisivo para querer rescatar al género humano, precipitado en la más escuálida miseria, de la cual, sin la intervención divina jamás podría resurgir a una nueva vida de absoluta libertad.
Así pues, me imaginaba al Padre en acto de querer enviar a su Hijo Unigénito sobre la tierra; al Hijo en acto de asentir a la noble idea del Padre; al Espíritu Santo en acto complacientísimo de querer darse todo, en su pleno consentimiento, para el mayor bien y salvación de la humanidad.
Mi mente se confundía y todo mi ser se maravillaba al intuir un misterio tan grande, de un amor tan recíproco, tan fuerte y tan igual entre las Divinas Personas, que se hacía todo él difusivo para copiosa ventaja de los hombre. Y consideraba, por tanto, la ingratitud de los hombre, que hacen inutil el copioso fruto de tan grande amor.
En esta consideración hubiera permanecido no sólo una hora sino el día entero si el Señor no me hubiese hecho escuchar una voz en mi interior que me decía: Así basta por ahora, ven conmigo y mira otros excesos mas grandes de mi amor hacia ti.
CHARLA DEL DÍA PRIMERO.
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La obra de la Redención es obra de la Trinidad, porque es UNA y en todas sus obras mantiene esa UNIDAD. Es el designio benevolente del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo el predestinarnos en reproducir en nosotros la imagen del Hijo gracias a la adopción Filial. Esto es el plan de Dios desde antes de la creación del mundo, nos eligió en su Hijo como fruto de este amor trinitario.
Esta Voluntad de la Santísima Trinidad se da desde el génesis, desde el pecado original inmediatamente hay un te amo de Dios a nosotros y se manifiesta cuando promete al Redentor en el protoevangelio cuando dice a la serpiente “pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya”. El Padre expresa su Voluntad de recuperar en nosotros esa filiación divina.
Ahora, contemplemos el dolor de Dios por la ingratitud, porque no aprovechamos el copioso fruto de la Redención, de esa donación de amor de la Trinidad a nosotros en Cristo, y se pierden las gracias que Dios tiene para cada uno.
De esta ingratitud el Papa Francisco I habla presentándonos dos figuras: Babilonia y Jerusalén. El dice que podemos estar en cualquiera de estas, corruptos como Babilonia o distraídos como Jerusalem y nos invita a salir de ellas.
La figura de Babilonia: es el símbolo de la maldad, del pecado, de la corrupción del sentir poder, de estar satisfechos de nosotros mismos pero que el fondo nos estemos destruyendo espiritualmente, de aquello que nos hace vivir un espíritu pagano y mundano. Dice el papa: Corrupción más Fe es el espíritu de la mundanidad, es decir, asumir comportamientos opuestos a la verdad de Dios, las virtudes, la moral y al mismo tiempo realizar prácticas de fe creyendo que estamos bien.
Por eso, es importante salir de toda vida de pecado mortal y venial, de todo lo que desagrada a Dios, hasta lo más sutil como por ejemplo, los vestidos indecentes, el vocabulario soez, recrearnos con películas o canciones que estimulan el deseo carnal, y de todo lo que ofende a Dios porque esto nos ubica en la figura de Babilonia ya que la Babilonia es cada persona alejada de Dios y del amor al prójimo y que termina por marchitarnos.
Por otro lado esta Jerusalem, que no se da cuenta de las visitas del esposo por estar distraída y que por su distracción hizo llorar al Señor, no pudo recibir al Señor que venía a Salvarla, no se sentía necesitada de salvación.
Ahora hay mucha distracción en lo superficial, en lo externo, en lo material, como por ejemplo, competencia de arreglos florares, intercambio de regalos que no tienen expresión de amor sino cumplidos sociales e incluso haciendo gastos que están por encima del presupuesto de las personas y muchas veces no percibimos esto por estar distraídos, por dejarnos llevar de las corrientes del mundo y del paganismo. El mundo es uno de los enemigos del alma.
Todo esto nos hace ser ingratos a ese copioso fruto de la redención.
Ahora bien, Jesus vino a cumplir cuatro objetivos y a darnos cuatro regalos.
1) A manifestarnos su amor salvándonos del pecado para reconciliarnos con Dios.
Por eso, ese debe ser nuestro primer fruto: desterrar el pecado mortal y venial, la falta de amor.
2) Para que conociéramos cuánto nos ama Dios.
Ahora, ¿hay en mí la certeza absoluta de que Dios me ama?
3) Para ser nuestro modelo de santidad.
Ahora, ¿deseamos ser santos? ¿Trabajamos por ser santos? O ¿me contento con ser solo un buen cristiano? El cristiano que no camina hacia ser santo no puede llamarse cristiano.
4) Para hacernos partícipes de su naturaleza divina.
Para que en nosotros se de lo que nos dijo Jesus: Sed santos como mi Padre Celestial es Santo. Esto es el objeto del Reino de Dios. Y este es el tercer decreto de la Trinidad: La Santificación, que Dios debe tener su Reino sobre la tierra.
De ahí la importancia de no quedarnos a la mitad del camino celebrando una novena de navidad superficial sino con la Voluntad de unificación que Dios quiere con nosotros, de recuperar ese puesto, finalidad y orden para el cual fuimos creados.
Que cuando digamos VEN SEÑOR JESUS y cantemos ese Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto, sea un grito sincero que se traduzca en esfuerzo por dejar a Jesus ser en nosotros y podamos decir como San Pablo: No soy yo, es Cristo quien vive en mí. Que al venir Jesus en su segunda venida se encuentre a sí mismo en nosotros.
PRECIOSAS LAS CONCIDERACIONES ELLAS NO SON MAS QUE LA PREFIGURACION DE LA EUCARISTIA MARIA ES EL SAGRARIO SU VIENTRE ES EL COPON ALLI ESTAN LAS SAGRADAS HOSTIAS APRISIONADAS EN OSCURIDAD ABSOLUTA Y ABANDONADAS Y DESPRECIADAS POR MUCHOS Y NO ESTARAN 9 MESES SI NO ASTA EL CONFIN DE LOS SIGLOS
Excelente muchas gracias por publicar la novena
Disfruto de este material hay mucho conocimiento para el espiritu como le continuó?
En esta página se encuentra toda la novena de Navidad. Le recomiendo iniciar o continuar con la lectura de los escritos referentes a la doctrina de la Divina Voluntad, escritos por la S.D Luisa Piccarreta. Aquí puede verlos librodecielo.org/audiolibros